El pasado jueves se inauguró la exposición colectiva Deados,en la galería Z Lifestyle Gallery, en Cumbayá. Los artistas expositores de esta muestra, que estará en exhibición hasta fin de mes, son Roberto Pienknagura, con "Muertos vivientes", y Martina Orska, con "Cuyabeno sin filtro".
"Muertos vivientes" es una serie de cinco cuadros de formato amplio, aproximadamente
Las pinturas tienen un toque surrealista: diversos microcosmos se unen entre sí formando un macrocosmos que envuelve los elementos del cuadro y da un extrasentido a la pintura. Si a la distancia un par de aviones parecen volar sobre un cañón colorido y feliz, a pocos centímetros, el espectador se encuentra con un hombre muerto, que está muy cerca del extractor de petróleo; un cementerio; un montón de carros que deambulan sin rumbo..., estas sutilezas despiertan una incógnita en el observador: la obsesión por la industria y el capitalismo, ¿está matando al ser humano? Acercarse a sus cuadros es como, de repente, sumergirse en un mar de realidades en las que no se piensa habitualmente. Es mirar la vida con lupa.
Una cara inmensa de color azul grisáceo que contiene ojos y pequeñas caras dentro critica cómo existen humanos que dedican su vida al servicio de los demás y, una vez muertos, nadie los recuerda; una calavera arrinconada en la esquina de una alfombra roja que se pierde en el horizonte es la cara del lado humano oscuro que incita a la perdición; y así, como estos, unos cuantos cuadros más de Pienknagura cuestionan los valores y el tipo de vida que responde a las necesidades capitalistas que, hoy día, absorben a muchos.
Al frente, están las fotografías de Martina Orska, en un formato mucho más pequeño y de un solo color: el verde naturaleza, pero en todos sus tonos. Las imágenes son simétricas y juegan con la imaginación del espectador, lo invitan a que se acerque, a que las inspeccione, porque algo de místico tienen. Hay que descubrirlo.
Después de verlas, la primera imagen que se dibuja en la cabeza del observador es la de una araña: casi todas las fotografías tienen una especie de tronco, unos cuantos palitos marrón que parecen patas y su cuerpo está como hecho de hojas de árboles y arbustos. ¿Es posible? La ambigüedad de las fotografías genera un diálogo entre el espectador, su percepción y lo que la imagen es realmente. No hay una verdadera figura: la serie de fotografías de Martina Orska es un juego que pone en evidencia la sensibilidad de su ojo y la versatilidad de la naturaleza, su capacidad de multiplicarse según lo que cada uno quiere ver.
La artista puso un nombre a cada fotografía. Mamut, Shamán, Taimiri,Unancha..., cada una tiene una historia. Al espectador le quedan las ganas de viajar al río Cuyabeno y encontrar la propia. Hasta tanto, puede ir a Z Lifestyle Gallery y encontrarse con dos exhibiciones que, a su manera, homenajean la vida. (MC)
domingo, 27 de julio de 2014
Pienknagura y Orska miran la vida con lupa
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